Asociación de Coaching Profesional
Principios

Principios – Asociación de Coaching Profesional ACP

Los siguientes principios orientan la práctica del coaching profesional dentro de la ACP. Son criterios operativos que resultan útiles para la toma de decisiones en sesión, criterios éticos que garantizan la integridad y definen los límites del rol, y criterios basados en evidencia que recogen lo que la investigación ha mostrado como más efectivo en coaching.

Principios Éticos y de rol.

  • Integridad y conducta ética. Actuar con honestidad, transparencia y coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. La integridad sostiene la confianza y protege el prestigio de la profesión.
  • Confidencialidad y protección de la información. Resguardar lo que el cliente comparte (salvo obligaciones legales) y acordar explícitamente el manejo de datos, reportes y grabaciones. La confidencialidad es condición básica para un espacio seguro.
  • Autonomía del cliente y no directividad. Reconocer a cada cliente como protagonista de su proceso. El coach facilita reflexión y decisiones; no prescribe soluciones ni sustituye el criterio del cliente.
  • Competencia profesional y aprendizaje continuo. Ejercer dentro del alcance de las propias competencias, actualizarse de forma regular y buscar supervisión/mentoría cuando sea pertinente. La competencia ética exige formación y mejora continua.
  • Contratos claros y límites del rol. Acordar por escrito objetivos, alcance, formato, honorarios, cancelaciones, uso de información y canales de comunicación. El contrato previene malentendidos y protege a ambas partes.
  • Derivación responsable y seguridad. Identificar señales que exceden el marco del coaching (p. ej., riesgo para la integridad, diagnósticos clínicos) y derivar a profesionales idóneos, manteniendo el respeto por la decisión del cliente.
  • Transparencia y gestión de conflictos de interés. Declarar relaciones, intereses o beneficios que puedan afectar la objetividad del proceso y tomar medidas para evitarlos o mitigarlos.
  • Respeto, diversidad e inclusión. Acompañar sin discriminación por género, edad, cultura, orientación sexual, religión, condición social u otras identidades; practicar sensibilidad cultural y lenguaje respetuoso.

Principios de efectividad y calidad.

  • Alianza de trabajo y presencia del coach. Cuidar la calidad del vínculo (acuerdo en tareas/objetivos, confianza, empatía). La evidencia muestra que la alianza de trabajo se asocia consistentemente con mejores resultados en coaching.
  • Orientación a objetivos, acción y evaluación. Definir metas claras, co-crear planes realistas, monitorear el avance y revisar resultados. Meta-análisis y revisiones recientes confirman que el coaching, cuando se estructura y se evalúa, produce efectos positivos en aprendizaje, bienestar y desempeño.
  • Práctica reflexiva y supervisión. Reflexionar sobre las propias intervenciones, sesgos y decisiones; buscar supervisión para sostener la calidad ética y técnica y para el cuidado del coach. Los códigos internacionales recomiendan explícitamente la supervisión.
  • Comunicación profesional y claridad metodológica. Usar un lenguaje preciso, preguntas que amplíen conciencia, retroalimentación respetuosa y explicitar el enfoque de trabajo sin “promesas” ni garantías de resultados.
  • Responsabilidad social y aporte al bien común. Comprender que el coaching impacta personas, equipos y comunidades; favorecer decisiones responsables y sostenibles dentro de la organización y la sociedad.
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