Asociación de Coaching Profesional

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Guía de Buenas Prácticas – Asociación de Coaching Profesional ACP

La Guía de Buenas Prácticas ACP reúne las conductas concretas que todo coach debe sostener en su ejercicio profesional. Su propósito es servir como referencia práctica para preparar, desarrollar y cerrar procesos de coaching de manera ética, efectiva y alineada con los estándares de la ACP.

1. Llegar presente y preparado.

El coach ACP cuida su puntualidad, organiza el espacio y se asegura de estar libre de distracciones. La preparación incluye tanto lo logístico como lo personal: llegar con claridad mental y disposición plena para acompañar al cliente.

2. Definir acuerdos claros desde el inicio.

Un proceso responsable comienza con acuerdos escritos donde se especifican objetivos, número de sesiones, condiciones, honorarios y compromisos de confidencialidad. Esto previene malentendidos y fortalece la confianza desde el inicio.

3. Escuchar con atención plena.

La escucha activa y sin juicios es el corazón del coaching. El coach ACP valida lo que el cliente expresa, tanto en lo verbal como en lo no verbal, mostrando interés genuino y creando un espacio de seguridad donde la persona se sienta comprendida.

4. Usar preguntas que promuevan conciencia.

El coach no da respuestas, sino que facilita que el cliente las descubra. Preguntas poderosas, reflexivas y abiertas generan autoconciencia, amplían perspectivas y ayudan al cliente a asumir responsabilidad sobre sus decisiones.

5. Respetar los límites del coaching.

El coaching no sustituye a la terapia, la mentoría ni la consultoría. El coach ACP evita dar consejos, imponer soluciones o interpretar de manera invasiva. Respetar los límites del rol protege tanto al cliente como a la profesión.

6. Derivar cuando sea necesario.

Un coach responsable reconoce señales de alerta como situaciones clínicas, crisis emocionales o necesidades fuera del alcance del coaching. En esos casos, deriva con respeto al profesional adecuado, asegurando el cuidado y la integridad del cliente.

7. Cerrar procesos con sentido.

El cierre de un proceso es tan importante como su inicio. El coach ACP dedica tiempo a revisar aprendizajes, logros y recursos movilizados, de manera que el cliente reconozca lo avanzado y pueda sostener su autonomía después de finalizada la relación.

8. Cuidar el propio desarrollo profesional.

El coaching de calidad requiere actualización constante. El coach ACP participa en formación continua, supervisión profesional y espacios de retroalimentación, manteniendo viva la excelencia y la coherencia con los valores de la profesión.

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